

FORTALECIDO EN LA FE POR LA ENFERMEDAD
Por: Rev. Jose J. Ramirez
Introducción
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Fue en la última semana de octubre del 2020 que mi cuerpo empezó a experimentar unas molestias de salud que jamás en mi vida había sentido. Yo siempre le hago bromas a mi esposa y a mis hijos acerca de la edad y en esta ocasión les dije que hoy si empezaba a sentir el peso de los años sobre mí. Lo que no me imagina era lo que estaba por venir sobre la familia, ya que después de unos tres días de que yo comencé con las molestias mi esposa también se empezó a sentir mal, muchos dolores musculares y fiebre alta, a esta fecha yo estaba que no soportaba el dolor en mi cabeza y falta de respiración; si, mi esposa y yo nos habíamos contagiado del Coronavirus, también conocido como COVID-19. En sus inicios fue aterrador por todo lo que se escuchaba en los noticieros acerca del virus, la verdad que los noticieros no exageraban al describir aquella terrible enfermedad. Fue una experiencia única. Esta enfermedad nos ayudó como familia para acercarnos mas a Dios, para concientizarnos de lo importante que es tener familia que lo apoye a uno en tiempos de crisis, la importancia del apoyo de la comunidad de fe a la que perteneces y la sensación de que es posible que salgas librado de esta situación.
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La Palabra de Dios es Fortaleza
En todo el proceso que mi familia y yo pasamos por el contagio de COVID-19, tuve tiempo para meditar en lo grande que Dios es, en su amor infinito para con sus hijos y su plan perfecto para mi familia y para mí, ya que a Dios le plugo dejarnos otro tiempo más en este mundo para seguir predicando, enseñando y fortaleciendo a la iglesia que Dios nos permite ministrar con la palabra y la práctica de una vida en el reino de Dios.
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El bombardeo masivo de los medios de comunicación acerca del coronavirus ha creado una psicosis inimaginable en la población mundial; los cristianos no estamos exentos de caer en desesperación cuando hemos sido infectados por el virus. Es sabido que este es un problema latente de salud, así que preocuparse por el hecho de ser contagiado y morir es normal. Sin embargo, es en este momento que debemos depender de Dios y de su soberanía ya que nada pasará a su pueblo sin que Él esté en el control. Así que, confiemos en que Dios está con nosotros y jamás nos dejará ser probados más de lo que podemos resistir, 1ª Corintios 10:13.
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Mientras estaba en cama con muchos dolores de articulaciones, pecho, huesos y mucha falta de oxígeno en mis pulmones pude meditar en Isaías 53 y aunque tenía muchas molestias seguía meditando en las promesas que encontramos en este pasaje. Isaías nos recuerda que el Siervo sufriente llevó todas nuestras enfermedades y que Él sufrió todo el castigo de nuestra paz y desesperación. Mientras agonizaba por causa de la enfermedad podía decir en mi corazón, Dios si la hora de mi partida ha llegado, por favor permite que el sufrimiento de pasar de esta vida para estar en tu presencia sea lo menos dolorosa posible. Fue en este contexto que experimenté la paz del Señor y aunque sin fuerzas pude dar gloria a Dios por su amor y protección. Pase tres noches sin poder conciliar el sueño, ya que la falta de oxigeno era tal que cuando me recostaba en la cama sentía que me ahogaba y era así que me levantaba para bajar y subir las escaleras de mi casa para oxigenar mis pulmones.
El cansancio físico se apodero de mi y eso me hacía sentir más débil en la carne, pero fortalecido en el Señor. Luego de tres noches en angustia, pude dormir nuevamente, pero tenía miedo de no volver a despertar. Así que en este estado de incertidumbre volvía a recordar las palabras de Isaías en los vv4,5 “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido…. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados”. Estos dos versículos de Isaías me hicieron recordar el gran amor de Dios al enviar a su Hijo para que llevará toda mi culpa y enfermedad sobre Él; aunque es sabido que este asunto no es algo del “ya” por completo, sino que es algo del “todavía no” del futuro glorioso en el reino eterno con el Señor. Sin embargo, fue cuando encontré las líneas del Salmo 116:1-9 que encontré una paz inimaginable; aunque este salmo al principio es un anuncio de muerte, termina con gran salvación para el pueblo del pacto. Así que en las líneas sagradas de este salmo puede encontrar consuelo y esperanza en Dios ya que Él es quien pelea mis batallas para siempre.
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Este salmo es una alabanza de acción de gracia por la liberación que Dios ha llevado a cabo en la vida del salmista. Este está agradecido con Dios por sus múltiples favores. Sin embargo, en el versículo 3 presenta el anuncio desesperado de la muerte que asedia al escritor. El salmista presenta su causa delante de Dios: “me han rodeado ligaduras de muestre”. Esto significa que la enfermedad había llegado con dureza y que el salmista se sentía asaltado por el Seol. La muerte era algo que podía sentir. Bueno así mismo me sentía yo en medio de aquella prueba que fue difícil de pasar. Yo podía sentir en lo mas profundo de mi ser como mis órganos estaban cediendo ante esta infección, y lo peor, yo no podía hacer nada y cuando llame al médico, ya que no había visitas médicas en personas, sino solo por teléfono, fue peor, porque el medico me dijo que no podía hacer nada mas que recomendarme que tomara mucho liquido y que tomara analgésicos para el dolor. Esto me dejó sin palabras y confiando solamente en Dios. Mientras mi cuerpo luchaba contra el virus clamaba a Dios siguiendo las palabras de este salmo v5 “Jehová líbrame”, esta fue una oración que la hice mía mientras me sentía débil y frustrado por no poder hacer nada para sentirme mejor, físicamente hablando.
Los próximos versículos de este salmo me sonaban a una fresca canción de esperanza en medio de la desesperación, pero el v. 9 cerró con broche de oró mi confianza cuando el salmista pronuncias las palabra de consuelo de parte de Dios, “Andaré delante de Jehová en la tierra de los vivientes”, este versículo fue para mí la confirmación de que la hora no se había llegado todavía, y me aferre tanto a las líneas de este salmo que pude con certeza creer que Dios me sanaría con seguridad y que me recuperaría y si a si no era posible, buen, yo sabia que tengo una casa mejor en el cielo. Con seguridad puede testificar que la fe en Dios sostiene a sus hijos en medio de cualquier situación y le vuelve firme y seguro de que Dios esta con él. Esta fe no es algo que se adquiere como por arte de magia, no, esta fe se adquiere cuando uno ve a Dios trabajar por medio de la enfermedad, las luchas, las cosas negativas que pasan a diario, el problema es que a veces nos enfocamos en lo negativo y no vemos la mano de Dios trabajando.
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Lo peor vino unos 3 o 4 días después de que yo comencé con los síntomas. Mi esposa empezó a mostrar síntomas del virus y asumimos que mis hijos estaban infectados también. Es imposible poder describir lo que sentí en este momento, mi esposa dió posita en el examen de COVID-19, y mis hijos fueron también a hacerse el examen, pero por la gracia de Dios ambos dieron negativo en el examen. Esta fue una luz en medio de un túnel super oscuro. Debo ser honesto al decir que cuando mi esposa dió positivo, el miedo y la ansiedad se apodero de mí, por dos razones: primero, mi esposa es diabética y es sabido que a las personas que tienen algún padecimiento las posibilidades de recuperación son muy bajas. Segundo, si los dos estamos enfermos quien va a cuidar de ambos. Sin embargo, mi esposa pasó el proceso de COVID como una gripe normal, sin mayores complicaciones. Esta fue otra prueba de que Dios estaba con nosotros.
Encontrar Esperanza en Medio del Sufrimiento En el proceso por el que Dios nos hizo pasar pudimos ver muchas cosas importantes para seguir hacía la meta.
1) El apoyo familiar —En tiempos de salud o prosperidad cuesta ver el aprecio que la familia tiene por uno, pero en momentos de enfermedad, muerte o escasez es donde se ve la verdadera familia, y los verdaderos amigos. Mi familia pasó por todo este proceso bien “acompañados” a la distancia pero pendientes de nosotros, los amigos y familiares.
2) La comunidad de Fe —en la enfermedad y en la escasez es donde se ve lo importante de pertenecer a una comunidad de fe que verdaderamente se preocupe por sus miembros. Cada etapa en la vida es un proceso de aprendizaje y es bueno meditar en lo grande que es Dios mientras pasamos por este proceso. Al final Dios le permite sufrir al cristiano para que crezca como persona y para que crezca en su relación con Él. El crecimiento siempre ha venido acompañado de dolor. Cuando un niño está en crecimiento le duele las articulaciones porque de manera natural los huesos están creciendo, así es en la vida cristiana, si queremos crecer en la relación con Dios tenemos que aprender a conocerlo y esto solo se logra por medio del sufrimiento.
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Estos son momentos difíciles para toda la humanidad. Debido a COVID-19 son miles de personas las que han muerto; de hecho, en los últimos dos meses del 2020 mi familia perdió tres miembros por causa de este virus que está atacando sin misericordia a todos los niveles de la sociedad. La soledad, la angustian, el no poder darles a los seres queridos una última despedida como se quiere y merecen está causando más dolor en la familia. Como iglesia tememos tanto por hacer. ¿Cómo puede la iglesia bregar con todas estas cosas que traen sufrimiento, división y resentimiento contra los gobiernos y hasta la iglesia? es difícil contestar esta pregunta, pero si se puede estar cerca de las personas para que sientan el cariño que se les tiene.
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Algo mas que podemos aprender de esta situación es acerca de quien es Dios y lo que nosotros somos. Dios es infinito, Todopoderoso, invencible, soberano y eterno, nosotros somos finitos, vencibles ya que un simple virus nos ha puesto a temblar y nos esta matando despacio; pero Dios sigue sentado en su trono inamovible y soberano. Este es un tiempo para reflexionar acerca de todas las veces que hemos ofendido a Dios con palabras, acciones y desobedeciendo su palabra. Dios esta enojado con la humanidad porque le han dejado a Él fuente de agua viva y se han cavado para si cisternas rotas Jer. 2:13. La humanidad se ha entregado al pecado, el asesinato, la mentira, el robo y el desorden y quieren que este mundo este bien. Dios sabe que debe castigar el pacado y la hacerlo el pecador es castigado.
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Sin embargo, el Señor le habla a la iglesia desde su palabra en el Salmo 46 y le dice que Él es su amparo y fortaleza en las tribulaciones y angustias. Dios es nuestro refugio de generación en generación. Dios nos asegura en los versículos de este salmo que la iglesia está bajo su protección divina y que nada nos podrá hacer daño sin que Él lo permita, ya que Él tiene el control de lo que esta pasando. Esto no nos asegura de que el mal, la enfermedad o la escases va a llegar a nosotros; lo que si nos asegura es que tenemos un lugar precioso en la morada de Dios.
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Que confianza infunde las líneas de este salmo al pensar que la protección de Dios para su pueblo es perfecta, completa y suficiente ya que nada se aparta o se queda fuera del plan perfecto de Dios. Así que, confiar en Dios en tiempos de bonanza, salud, armonía con nuestros semejantes es cosa fácil, pero permanecer fieles al pacto en tiempo de enfermedad, muerte y angustia es otra historia para contar. Confiar en Dios en tiempos malos crea estabilidad, pero no es fácil ya que se rompe con las cosas que crea estabilidad y tranquilidad. Pero cuando confiamos en Dios desde la perspectiva de sus atributos de omnipotencia y providencia podemos decir sin temor a equivocarnos, Dios es nuestro protector divino, Dios es nuestro refugio. Es que cuando esta clase de fe es la que nos mueve, no importa lo que la vida traiga, seguimos confiando en Dios, aunque haya maremotos, terremotos, sunamis y lo que sea, yo estaré confiado en Dios. A Dios nada lo toma por sorpresa, ni nada lo puede mover de su estado soberano. ¿podrá algo desestabilizar a Dios? Claro que no. Dios sigue sentado en su trono inamovible, Él es el “Gran YO SOY” Ex. 3:14.
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Cuando meditamos en la situación mundial es determinante mantener nuestra confianza en Dios. No podemos alcanzar la estabilidad si confiamos en el hombre o confiamos en nuestras propias fuerzas, es imposible. Es que la iglesia no se sostiene en sus propias fuerzas, la iglesia se sostiene en la gracia de Dios. Jesús dice: “mi paz os dejó, mi paz os doy, yo no la doy como el mundo la da”, Jn. 14:27. Esta paz infunde aliento, esperanza ya que esta basada en la obra del Hijo, una paz que cuesta un precio incalculable, por eso es que Jesús la puede dar, porque es una paz que descendió con Él. En este mismo capítulo en los primeros versículos, Jesús dice que Él ha preparado una morada para que donde Él este, nosotros también estemos v2. Esta es nuestra esperanza, Cristo ha logrado una salvación perfecta para sus elegidos y que aunque nuestro cuerpo seda por la enfermedad, tenemos en Jesús un lugar para vivir con Él para siempre, un lugar fuera de sufrimiento, enfermedad y persecución. Así que, aferrémonos a la palabra de Dios en estos momentos de muerte, perdida y angustia que el mundo esta viviendo. Recordemos que Dios es la respuesta. Así que descansemos en Dios, ya que en Él podemos estar tranquilos y confiados ya que su gracia nos sostiene y nos infunde aliento cuando estamos pasando por dificultades. Dios con un amor tiernos toma a su iglesia en sus brazos paternales y les lleva mientras pasan por tiempos difíciles, así que confiemos que Dios esta con nosotros y jamás nos dejara ser probados mas de lo que podemos resistir.
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Cuando el creyente aprende a depender de Dios y a confiar en su soberanía, no duda de que pase lo que pase Dios va a proveer los medios para que su nombre sea exaltado y para que la iglesia sea fortalecida y preservada. La garantía para esto es que nosotros somos el pueblo de Dios, somo su iglesia, sus elegidos, ya que eternamente Dios nos ha elegido para ser el deposito de gracia, bondad y misericordia. Nunca debemos permitir que el miedo se apodere de nuestro corazón, porque Dios esta con nosotros y Él es escudo seguro en donde los ataques del maligno se estrellan. ¿Por qué creemos que Dios es refugio seguro? Principalmente porque Dios ha hecho pacto con su iglesia y este pacto no puede ser violado, cambiado o interrumpido. Dios cumple su palabra de protección y de fortaleza para su pueblo.
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Resumen
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Los cristianos y los no cristianos le tienen miedo a la muerte casi por igual, esto fue algo que aprendí al pasar por este proceso de enfermedad. Pero el cristiano sabe bregar con el sentimiento de temor a la muerte porque confía en las promesas de Dios para su vida. En todo este proceso que viví gracias a COVID-19, pude experimentar una dependencia sobrenatural en las promesas de Dios y a vivir en carne propias las palabras del apóstol Pablo, si vivo es para Cristo y si muero es para Cristo, ya que sea que vivamos o que muramos es para la gloria de Dios Rom. 14:8. Así que he querido compartir con ustedes este pequeño testimonio de la gracia de Dios extendida para un simple pecador como yo. Nunca olviden que en el sufrimiento esta un mejor crecimiento en la relación con Dios y en el fortalecimiento de la fe. Nunca menosprecien el sufrimiento ya que es la escuela que Dios usa para formar nuestro carácter a la medida que Él quiere tenerlo. Dios nos ayude para aceptar el sufrimiento como parte de un proceso por el cual nos acercamos más a Dios.





