EL LOABLE TRABAJO DE LOS PADRES

Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, Y no desprecies la dirección de tu madre.

Proverbios 1:8.

Alguien dijo en cierta ocasión: «Criar hijos es como hacer volar cometas». Tiene mucha razón la persona que digo esto. La verdad es que los padres pasamos toda una vida capacitando a nuestros hijos para que cuando el momento llegue, ellos vuelen alto. En esta carrera, los padres corremos con ellos hasta el punto de que hay momentos que nos quedamos sin aliento. En este proceso, nuestros hijos se caen y les levantamos. Si, luego nosotros, los padres, les animamos y fortalecemos para que se levantan y vuelen más alto. A veces nos preguntamos, ¿vale la pena todo este sacrificio? Si vale la pena luchar a lado de nuestros hijos hasta el final de la carrera. Les instruimos para la vida y la eternidad a la vez.

Los padres en el proceso de crecimiento de nuestros hijos somos consejeros, creamos un ambiente de ajuste y enseñanza para cada situación. Criar hijos es la tarea más desgastante, pero más gratificante al verlos volar. A veces somos como esa mujer que al no tener facilidad, cose con cuidado la pieza de su hijo para que lusca bien, aunque sea remendado, pero limpio y bien. Así a veces como padre nos toca tomar los pedacitos de nuestros hijos, cuando se caen, y los juntamos uno a uno y los remendamos para que sean lo que Dios quiere que sean. ¡Ser padres es la tarea más complica! Sin embargo, cuando les vemos volar en las alturas les seguimos sosteniendo con consejo, amor y afinamos la esperanza en ellos. Así que, un padre sabe cuándo darles cuerda a sus hijos, sin soltarla del todo, para que aprenda a volver al lugar de donde partió para crecer. Nunca nos asustemos si vemos que entre más cuerda se les dé a nuestros hijos mas distantes estén, ellos necesitan independencia y la seguridad de que pueden volver a nosotros por más.

El águila es otra imagen que podemos usar para ver a nuestros hijos volar. El águila sabe cuándo sus polluelos están listos para volar, pero los polluelos son muy dependientes de la madre y el águila lo sabe. Así que, el águila va los toma y sube lo más que pueda en el aire y ya cuando está arriba los suelta, es en este contexto que ellos aprenden a volar por si solos. Estos solo tienen dos alternativas: vuela o se estrellan. Los padres sabemos que después que nuestros hijos salen de casa no pasara mucho tiempo sin que ellos se suelten casi por completo de nosotros. Sin embargo, es en esta nueva etapa de la vida que nosotros como padres podremos experimentar si hemos o no hecho un buen trabajo con nuestros hijos.

Ser padre tiene varias maneras de verse. Puede ser el trabajo más frustrante, de hecho, a veces lo es, pero también es el trabajo que mejor recompensa tiene. Ver la sonrisa, el cariño y el desarrollo de nuestros hijos nos llena de gozo y dicha. Padre los padres cristianos, en especial, existe la gran responsabilidad de ser ejemplo en amor, buen juicio, justicia y paz. Si, los padres somos llamados a ser embajadores de paz y amor. Este es el principio con el que el Señor Jesús vino a esta tierra como hombre, por amor; así que, es nuestra responsabilidad mostrar con hechos el amor de Dios a nuestros hijos. Ellos necesitan conocer al Señor de la Biblia y no a un Cristo hipotético. No hay orgullo más sano que ver con nuestros ojos que nuestros hijos aun cuando crecieron y se independizaron siguieron las pisadas de Jesús. Es decir, nunca negaron la fe que sus padres modelaron, no impusieron, sino que modelaron en su diario vivir. Es nuestra responsabilidad mostrarle enseñarles a nuestros hijos que Dios les puede usar poderosa y grandemente, pero todo para gloria de Dios. Además, debemos enseñarles el gran beneficio de servir para el reino de Dios en esta tierra. Cuidémonos de no crear falsas expectativas de la vida, del evangelio y de la iglesia en la mente de nuestros hijos. Esto siempre es dañino para el crecimiento de ellos.

¡solo a Dios la Gloria!

Pr. Jose J. Ramirez