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¡EL CRISTIANO Y LA OBRA DEL ESPÍRITU!


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Juan 8:13,14

13 Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. 14 Él me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber.


La obra del Espíritu Santo es perfecta y aunque es progresiva, su función es el perfeccionamiento de los santos (Ef. 4:12). Mucha gente confunde la obra del Espíritu Santo con descargas de emoción, balbuceo de palabras sin conocimiento; pero la verdadera obra del Espíritu refleja el fruto de este que es en todo: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza, esta obra no sufre reproche alguno (Gal. 5:22,23). Así mismo, la obra del Espíritu Santo nos lleva a reflejar el carácter de Cristo, el cual a su vez en los cristianos va en perfeccionamiento hasta llegar a la cumbre de esta perfección en el gran día de Jesucristo. Así que, mientras el cristianismo va en este proceso de perfeccionamiento va a mostrar las debilidades de la caída, pero por la obra del Espíritu perdona, ama, camina en fe y en el gozo del Señor. No en carnalidades que solo dividen al pueblo de Dios.


Hermanos, muchos de los que se creen la falacia de que están llenos del Espirtu Santo viven vidas llenas de amargura, menosprecian a aquellos que no creen como ellos y critican a todos los que no actúan como ellos, estos están como dijo Pablo, “infatuados” de orgullo religioso, vanagloria espiritual, su fe es débil y son ciegos guiando ciegos. El que es de Dios ama, aunque no sea amado, perdona aunque la otra parte no merezca el perdón, porque reconoce que a él se le perdonó más. Así que no nos equivoquemos, balbucear palabras, gritar o danzar no es evidencia de ser llenos del Espíritu Santo, sino vivir una vida que agrade a Dios y en armonía con los demás hermanos.


Hermanos, estoy de acuerdo que el mundo nos persigue porque no entiende la obra del Espíritu Santo en el creyente, porque para el hombre natural (alguien que no tiene a Dios) la obra de Dios en el interior del cristiano es locura (1 Cor. 2:14). Pero lo que no puedo concebir es que un cristiano que dice ser lleno del Espíritu o que dice haber nacido de nuevo persiga con palabra y con acciones a otro cristiano solo porque no piense con él; la persona que hace esto está envanecida y el Espíritu Santo no está en él. Solo el dios de este mundo (el diablo), el mundo y la carne persiguen a los cristianos.


Por último, aquel que tiene a Cristo esta revestido del Espíritu y sigue el camino que Cristo trazó para su iglesia. El que crea disensiones, pleitos, contiendas y murmuraciones, peor aún, aquel que sin evidencia destruye la reputación de su hermano, no ha nacido de nuevo y hace las obras del mundo, la carne y el diablo porque el único que es homicida desde el principio es el diablo (Jn. 8:44); además, el diablo es padre de mentira. Por consiguiente, el diablo vino a matar, robar y destruir (Jn. 10:10). Así que, los que siguen las obras del enemigo de la iglesia no tienen a Cristo, porque los que son de Cristo son temerosos de Dios y como José ven la obra de Dios en la injusticia del mundo (Gen. 42:18) y se unen a Dios en la verdad y la justicia; José vio en la traición de sus hermanos a Dios preservando la vida de su pueblo (Gen. 50:20). José es un ejemplo de alguien que busca la unidad en Dios y no en las circunstancias. Una persona no puede dar lo que no tiene, José vivía para agradar a Dios, sus hermanos no pudieron ver eso y le menospreciaron, porque las obras del Espíritu solo se pueden ver por el Espíritu.


¡Dios nos ayude!

Rev. José J. Ramírez  

 
 
 

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