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UN DIOS QUE PERDONA

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Porque tú, Señor, eres bueno y perdonador, Y grande en misericordia para con todos los que te invocan.

Salmo 86:5.


¿Qué es lo primero que viene a su mente al pensar en los primeros cristianos? Hombres santos, personas privilegiadas porque vieron a Jesús y recibieron sus enseñanzas. No importa cual sea su idea acerca de los primeros cristianos y los apóstoles, ellos eran personas comunes y corrientes como nosotros que necesitaban el perdón y la misericordia de Dios. Sin embargo, si debemos destacar dos virtudes de los primeros cristianos que sin duda hacen la diferencia entre un cristiano maduro y un cristiano débil en su fe. Esas dos virtudes son: perdonadores y misericordiosos, esto lo aprendieron del Señor. La generación de hoy tiene un problema, están centrados en ellos mismos y creen que todo lo merecen, son tardos para perdonar y la misericordia no es su fortaleza.


Un Dios perdonador. ¿Qué implicaciones tiene esta declaración del salmista? Cuando nosotros no podemos perdonar por nuestra fuerza propia, Dios dice, yo te perdono, ve y has tu lo mismo con tus semejantes. No es esto lo que Pablo enseña, «Dios muestra su amor, en que siendo aun pecadores, Cristo murió por nosotros» (Ro. 5:8). El perdón que viene de Dios a través de Jesucristo es perfecto, suficiente para ser recibido en la presencia de Dios Padre. Entendiendo esto que, a nosotros se nos perdonó mucho, así debemos nosotros perdonar. Recuerdo a un pastor anciano que cuando las pandillas eran fuertes en El Salvador le tocó pastorear una iglesia en una zona infestada con esta clase de personas. Una noche su hijo salió a la calle y un pandillero lo asesinó. El asesino tuvo la desfachatez de llegar a la velación del joven hijo del pastor y este cuando supo que el pandillero estaba allí fue y lo hizo entrar a cenar a la vela. Este es un acto de perdón y gracia que solo puede llevarse a cabo por la obra del Espíritu Santo en el corazón del creyente.


Un Dios misericordioso. ¿Qué significa misericordia? Es la capacidad de sentir dolor por el sufrimiento ajeno. El misericordioso también tiene un trato compasivo con los demás. Dios fue compasivo con sus elegidos al proveer el Cordero perfecto para llevar el pecado de su pueblo, Jesucristo. Por otra parte, el Padre conoce nuestras debilidades y pecados y aun así se muestra compasivo al perdonarnos y no solo esto, sino que nos ayuda por medio de su Espíritu para irnos perfeccionado a la medida de su Hijo (Ef. 4:13). Así que, cuando nosotros, los creyentes expresamos compasión y perdón a las personas no estamos haciendo algo sobrenatural, solo estamos ofreciendo lo que por gracia hemos recibido de Dios, su perdón y compasión. Cuando venimos a Dios en confesión de pecados, Dios concede gracia abundante y salda completa y eternamente toda nuestra deuda. Tener la seguridad de que Dios nos ha perdonado nuestros pecados nos da paz y esperanza en un mundo hostil y cruel. Además, le concede al cristiano la oportunidad de confiar en Dios y dejar todo aquello que le aleja de su presencia. Dios nos sostiene y nos mantiene firmes hasta el día de Jesucristo por su gracia y bondad (Fil. 1:6). Los cristianos tenemos razones de sobra para estar agradecidos con Dios.    

 
 
 

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Invitado
10 sept
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Excelente artículo.

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